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CLOTHO

Clotho

by Amy Van Syckel-Peare

I would spin my spindle full of the days of your life.

I would sing nothing but sweetness into every hour of your span of years, but I do not choose what to spin.

My sister, Lachesis, gave me silken blues to spin your childhood days, the color of an azure summer sky for your happy moments, the darkness of the hour before dawn for your secrets, the gloom of the ocean in storm. She gave me nettles for your pain and sorrow, for life is hard. Undyed wool with burrs for anger, it spins out thick, but mercifully short.

I would give you life and life beyond the normal span, I would spin forever, for you are a lover of life, a seeker of beauty, a poet whose songs I sing, a dancer in the dawn, a seeker of sunsets, and all the beauties that lie between. And I know your long hushed silences, when you revel in the singing darkness, the night birds crying, and you cry with them. All these things I spin, fine as spider's silk, thick as rope, and wind your life onto the shaft of my spindle.

But it is not just Lachesis and I who work the fibers and sing your life as we sort and spin your days. Atropos stands ever at my left hand, her shears poised to snip through the thread at a whim. Why she chooses, or when, I do not know.

She will not speak of it, and I will not ask. I can only sing the things that are, but she the things that will be.

For now, love. Sing. Dance. Be free. Find beauty and joy where it can be found, and let the nettles and the burrs land lightly in your life.

Fear not the shears. Live your life as if they would never cut.

Cloto

Por Amy Van Syckel-Peare

Literary work translated from English to Spanish by Roger Vilar

Lleno de los días de tu vida, yo podría hacer girar mi huso.

En cualquiera de las horas que constituyen tus años, yo sólo cantaría la plenitud de la dulzura; pero yo no soy capaz de elegir la manera en que la aguja teje.

Mi hermana Laquesis me dio sedas azules para tejer los días de tu infancia; el color celeste de los cielos del verano para tus momentos felices, pero para tus secretos ella sólo otorgó la oscuridad de la madrugada y las tristes tinieblas de las tormentas oceánicas.

Ella me dio las ponzoñosas ortigas para tus penas y tristezas, pues la vida es dura.

También me dio lana áspera y desteñida, la cual fue más que suficiente para la ira, pero muy escasa para la misericordia.

Yo quisiera darte vida y más vida más allá del poco tiempo destinado a los mortales, para ti yo tejería eternamente, porque tú eres una amante de la vida, una buscadora de la belleza, una poeta cuyas canciones yo canto, una bailarina a la hora del amanecer, una buscadora de crepúsculos, y de todas las bellezas que se extienden a lo largo de la tierra.

Y yo conozco tus largos y apagados silencios. Sé que te deleitas en la armonía de las tinieblas y lloras ante el llanto de las aves nocturnas

Todas esas cosas yo tejo, bellas como la tela sedosa de una araña, y, ellas, como viento, se enredan en mi huso.

Pero no somos únicamente Láquesis y yo quienes trabajamos y cantamos tu vida mientras tejemos tus días. Átropos está siempre a mi mano izquierda y por cualquier capricho sus tijeras están prestas a cortar mi hilo. Porque ella elige eso, o cuando lo hace, yo no lo sé.

Ella nunca hablará de esto y yo nunca le preguntaré. Yo sólo le canto a las cosas que ya son, pero ella lo hace a las cosas que están por venir.

Por el momento, ama. Baila. Sé libre. Busca la belleza y la alegría donde éstas pueden ser halladas. Acepta las ortigas, los abrojos, y las malas hierbas de manera luminosa en tu vida.

No le temas a las tijeras. Vive tu vida como si éstas nunca pudieran cortar tu último aliento.


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